En 2007, el Carnaval de Ceuta fue pregonado por un obrero y artesano de las letras cuya existencia, como la de este Quijote, giraba en torno al periodismo y al Carnaval.
Debido a la lluvia, aquel pregón se trasladó de la Plaza de los Reyes al restaurante ‘El Varadero’, donde Juanjo Coronado manifestó lo siguiente:
Caballas y caballos / buenas noches, rogando perdón, me presento temblándome el alma / preguntándome quién seré yo, humilde contador de cosas, mal cantador de coplas, para ser recibido con honores de ordenanza en el palacio del tres por cuatro, en el reino del tatachán / vestido de esta manera, porque el tipo es lo de menos, solo soy un simple cortesano de la nación de febrero, la más pequeña de las doce tribus del tiempo, a quien le tocó pregonar estas fiestas / por orden del conde don Carnal, quiero anunciar a Ceuta que desde hoy, y en los próximos días, el himno oficial de la ciudad deberá tocarse a ritmo de caja y bombo, y desde este momento quedan terminantemente prohibidos los resentimientos, malos entendidos y cuitas del pasado / por el designio divino del dios Momo, ordeno a cuantos me escuchen que vayan corriendo a buscar una peluca, un antifaz y un bote de pintura para inundar las calles y esquinas de serpentina y papelillos / cante y baile el hombre, desde las claras del día hasta la madrugada, desde San Antonio a la Almadraba para celebrar que, un año mas, ha llegado el carnaval /
¿Que quién soy yo? / solo soy uno más de ustedes, uno de tantos a los que ese ladrón llamado Febrero ya le ha robado una vida entera, como a Javi Téllez / no es mi infancia, como la del poeta, recuerdos de un patio de Sevilla, sino de un barrio hecho de latas y la higuera de un viejo portuario / fue mi infancia feliz, por lo que posiblemente no interese a nadie / y recuerdo que al final de mi niñez, en ese tiempo donde no se es niño ni hombre, un viejo radiocasette y una grabación de mala calidad me acercaron, por primera vez, al carnaval /
Morena y legendaria fue la raza mora, lo mismo que la tierra donde fue curtida, decía aquella copla / yo, que hasta entonces no había prestado ni medio minuto de atención a una copla de carnaval, que recordaba haberme aburrido solenmemente en el viejo Revellín mientras veía subir en compañía de mis padres a imagineros, chirivitas, plantas o pelotones majaretas al escenario, me sentí fascinado por aquella cinta / seguí rebobinando, y descubrí que América en la luna tiene una bandera o que un cuatro de diciembre murió un malagueño tan solo porque estaba queriendo a su tierra / fíjense qué cosas: unas coplas escritas el año de mi nacimiento, no en Ceuta sino en el Puerto de Santa María, consiguieron, catorce años después, que el niño se hiciera carnavalero /
Así pues, con la ilusión de un principiante, comencé a indagar, a interesarme por el carnaval / deduje que el cuplé es lo que lleva al final aquello que se repite siempre, o si lo prefieren el estribillo; que el popurrí es la parte más larga, el pasodoble la más seria y la presentación lo primero que se canta / llegué a la somera conclusión de que la chirigota debe hacer reír y la comparsa aflorar los sentimientos / deduje que debía tener su importancia del pito de caña y durante algún tiempo pensé que todas las comparsas llevaban una mujer chillona / cosa que, en serio creí, hasta que alguien me explicó un buen día que era aquello de la octavilla, pal que no entienda la voz finita /
Y el caso es que no era yo el único de mi grupo de amigos que se había vuelto majareta con aquellas cosas que se cantaban en febrero / así que, un buen día, y tras haber sido animadoras o zulues con cañas cortadas en el campillo de otero en varias cabalgatas, decidimos que queríamos salir en una chirigota, que queríamos competir con Jaramillo, Téllez, Baby, Pepe o Santi Pozo / que para arte y salero, el nuestro y que para simpáticos y salaos, nosotros / no éramos malos, por gusto /
Esa misma tarde bajamos todos en tropel la cuesta del Hospital Militar / y es que nos habían dicho que allí había un hombre que tenía una tienda de pinturas cerca de Maestranza, que había sacado años atrás una chirigota de chiquillos y que quería volver a las andadas, porque su hijo, que al parecer era de nuestra edad, le estaba dando la mundial / renació entonces la chirigota de O’Donnell /
El hombre de las pinturas, no hace falta decir que era Pepe Romero, que ahora ve desde el anfiteatro del cielo como sus niños se hicieron hombres y alguno de ellos, pregonero / por tanto, va por ti, maestro /
Aquello del carnaval, por tanto, se nos metió en vena / de este modo mientras cualquier grupo de chavales de nuestra edad acababa las noches de parranda buscando un amorío o un sitio donde pusieran el ultimo pelotazo a niñatos imberbes, nosotros terminábamos no pocas veces destrozando la presentación de ‘Voces negras’ en los bancos de la Marina / así, mientras todo el mundo iba con el bombo al Murube para animar, – cuando la gente iba al futbol, claro está-, nosotros llevábamos también el bombo, pero siempre acabábamos con un pasodoble en el veinte de la segunda parte en vez de acordarnos, como todo el mundo, de la carta heráldica del colegiado de turno / bueno, eso también, para qué nos vamos a engañar / así, mientras en agosto la gente escuchaba piezas musicales de magistral composición y simpares letras de sutil contenido y denuncia social como ‘la mayonesa’ o el ‘mueve tu cucu’, siempre aparecía algún ‘chalao’ proponiendo un tipo para el año que viene / cuando todo el mundo se bañaba en la playa, no eran pocas las tardes que pasábamos en aquel rinconcito de Barbate que era la casa de Jerónimo Romero, quien nos enseñaba cosas como que ‘Entre las flores de un jardín bello nació una rosa’, que Barbate se pasó una vez al jurado del falla por el ‘Filo andaluz’ o que no había guitarra más afinada que la cordobesa / la fiebre se redujo, al menos en mi caso / pero algo siempre queda, el puntito de gallareta no acaba de irse nunca / porque ¿quién que no conozca la historia que van a escuchar ahora, y que a nosotros nos cantó un día alguien, es capaz de pasear una noche de San Juan por la playa sin mirar al cielo y buscar entre el fuego purificador y estrellas perdidas la silueta perfecta de dos enamorados dándose el mas chirigotero de los besos?
Si les ha gustado el pasodoble, me alegro / si no les ha gustado, les prometo que yo no quería, que ha sido idea de Josemi, que se ha empeñado y ha habido que dejarle porque para algo hace veinte años de carnaval en este 2007 / sigamos / luego de esto comencé a ganarme la vida contando cosas, que es lo que sigo haciendo desde hace casi una década / qué raro resultaba escribir crónicas de carnaval, ver caras de cachondeo en los entrevistados que meses antes habían sido tus compañeros, de la tuya o de cualquier otra agrupación, como diciendo “¿dónde va el majara este con la cámara y la grabadora? ¡si canta menos que la cabra del Tercio, y va el tío y se pone a escribir de carnavales en los periodicos! Tendrá narices la cosa / como si entendiera algo, vamos” / y fíjense ustedes, por cierto, cuánto se parece el carnaval al resto de la vida / ¿cuántos payasos, sicarios o bandidos conocen que defiendan el tipo en cualquier mes menos en febrero? / ¿y qué decir de los políticos? / fíjense en que el cuarteto más famoso de la historia es el de las Azores y no el de Rota; cuando España entró en Europa eran doce miembros, como en una chirigota, luego fueron quince, como en una comparsa, y ahora veintitantos, como en el coro de Javi Anta / y luego los repertorios: todos los años con la misma cantinela y el mismo estribillo, y sus seguidores que, como los malos aficionados al carnaval, solo aplauden a su agrupación y pasan del resto al que a veces dedican incluso el mayor de los desprecios, que por cierto es la indiferencia / como les iba diciendo, en los partidos políticos pasa como en las agrupaciones / todo el mundo quiere ir en primera fila o, como poco, llevando la caja y el bombo / cuando el jurado le da el primer premio a uno, todo el mundo es de esa comparsa o chirigota, o de ese partido / y se escucha a algún aficionado del grupo en cuestión decirle a otro: “no, si ya te decía yo a ti, que este año pelotazo / que el autor escribe pa matarse, que cantan todos como los angelitos del cielo y que las letras estaban mu bien seleccionás / además, a mí me han consultao muchas cosas, yo les he dao la idea del segundo pasodoble, y por lo tanto, el premio también me toca a mí un poquito / yo, con esta gente, te lo juro por la gloria de Cañamaque que hasta la muerte, aunque sea pa repartir libretos y llevar agua en los ensayos”/ pero, ay del que pega el cajonazo / imaginemos a los dos mismos de antes: “que yo te dije a ti que con este tío no vamos a ningún lao, hombre, que van tos desafinaos y que el tipo tiene menos gracia que un sueco cantando colombinas / que este la mejor letra que ha firmao es la del BBV y que hay que echarlo, porque así no nos comemos una rosca / me parece a mí que el año que viene vamos a coger tú y yo el grupo, verás como así tiramos palante, y aunque lo mismo no ganamos, seguro que lo hacemos mejor que el chufla este”/ no se me enfaden, señorías, pero qué de tonterías pa salir en el carnaval/
Así que creo que a estas alturas ya van sabiendo ustedes un poquito quién soy yo / y ya ven por dónde gira mi existencia: periodismo y carnaval, carnaval y periodismo / el carnaval: un anuario que solo sale en febrero, y que no entiende de líneas editoriales, publicidades, y que no tiene nunca problemas a la hora de cuadrar un titular / el periodismo: ese balcón privilegiado para mirar al teatro del mundo, donde todo el mundo cabe, donde se puede ver quién lleva antifaz y mascara, quién plagia las letras y quién canta a pecho / lástima que a veces ambos dos no parezcan entenderse del todo / y es una pena, porque ambos beben, originalmente, de la misma fuente: el agua de la libertad, que como dijo el poeta, no puede comprarse para que el pueblo calle, aunque pueda encerrarse la verdad para que el populacho nos aclame / porque no hay verdad sin libertad, y alguien cantó una vez que tampoco hay libertad sin cadenas, porque es la libertad rodeos que va dando la cadena / y, sinceramente, creo que esta frase es válida para la prensa y para el carnaval/
Como también alguien cantó una vez que de aquí ninguno se había bañado en la Caleta / convendrán conmigo en que cuando llega cualquier fiesta señalada, los ceutíes nos ponemos como locos a defenestrar las nuestras para compararlas con las de fuera / así, para carnaval, el de Cádiz; para ver buenos costaleros y grandes ‘levantás’, nada de calle Velarde: a la Campana de Sevilla / como si en Ceuta no se sintiera la copla al cantar o no pesara la imagen de Jesús de Nazaret / como se viven en Granada las cruces de mayo, en ningún ‘lao’, como si aquí las tortillas de papas fueran del año ‘pasao’, ni tiene nada que ver nuestra feria con la de Sevilla o Jerez, a pesar de que la nuestra está todo el día llena / de gente rajando de la feria, pero llena / y cuando llegan la Navidad o los Reyes Magos, no hay nada que hacer / en cualquier lado, recuerden, siempre habrá mejores cosas que en Ceuta/ eso sí: estos comentarios hay que hacerlos dándonos el golpe de pecho de caballas, sobre el que obligatoriamente tendrá que ir el escudo de la ciudad, echándole la culpa al Gobierno y no pensar en qué podemos hacer nosotros aparte de llorar, y después de recalcar setecientas cincuenta y ocho veces en tres segundos que somos mas españoles que la siesta, la paella o la eliminación en cuartos de final /
Es curioso, Ceuta, es curioso / lástima que seas madrastra para tus hijos / y lástima que tus hijos olvidemos que tu Virgen no cura epidemias, pero para maremotos / lástima que tus hijos busquemos fuera lo que tenemos en casa / lástima que no inspires al poeta, pese a que seas hermosa mujer con ojos de marina y cintura de Almadraba a la que en primavera le huele el cabello a azahares de Revellín, pese a que la niebla se haga foso y murallas cuando dos mares se enfrentan por abrazarte, pese a que tu fortaleza recoja al atardecer los rayos de un sol envidioso que quisiera, y no puede, dormir en San Antonio / lástima, mi barquita fenicia, que soplen tus velas vientos de soledad / lástima que muchos de aquellos que a tus costas llegan y encuentran su hogar, solo vean defectos en una tierra que les da todo, más que a sus propios hijos / lástima que a quien quiera camelarte le baste con decir que eres tan española como Teruel, cuando en Teruel no dicen que es tan española como Ceuta / lástima, esclavita del levante, que los ceutíes andemos cuatro caminos distintos sin darnos cuenta que todos conducen a ti y, a fin de cuentas, a entendernos porque no es tanto lo que nos separa / lástima, Ceuta, lástima/
Pues yo no quiero ser gaditano, Ceuta, aunque sabe dios que bien quiero a la abuela de occidente / tampoco quiero ser serpentina ‘pa’ enrollarme en tu cuerpo ni papelillo ‘pa’ meterme por dentro / yo quisiera ser un trocito del Terramar, África, Cervantes o Revellin / del cuartel, no de la manzana de la discordia / no quisiera mas Viña que la viña de la verdad, ni quisiera más barrio pesquero que la Almadraba o San amaro / no quiero rosas en Navidad, sino claveles tan rojos como la grana para que se los lleve la valenciana / no quiero olvidar que delante de este atril tienen que ponerse más compañeros, más trovadores de coplas, más cortesanos de febrero, más notarios que cuenten el rumor de letras escondidas en el Callejón del Lobo o las Murallas Merinidas / no quiero abandonarte, quiero ser tu alma de por vida /
Ni quisiera alargarme más / hasta aquí llegan mis palabras, mis cosas, mis minutos de gloria / hasta aquí llegan mis cantares, mis piropos, mis reproches y mis nervios / mañana volveré a encontrarme, con quien quiera donde siempre / mañana volveré a mi asiento de este teatro de la vida, a averiguar quién anda ‘desafinao’, qué se oculta detrás de cada máscara / mañana comienza de nuevo mi popurrí, mientras en la redacción del carnaval se sigue escribiendo para la edición del próximo año / ¿que quién soy yo? / solo uno de ustedes, que tan poco dio al carnaval y que ahora recibe la mayor de las distinciones carnestolendas posibles / por eso me despido ya como vine: cual principiante martinista, dándote las gracias, Ceuta, por haberme permitido cumplir hoy, y aquí, mi gran sueño: déjame que te pueda decir todo lo que yo siento /